Los alumnos de 4º de ESO y Bachillerato, junto con los profesores Daniel, Alberto M. y Juan M. Mascarell, visitaron el Parque Natural de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila, un lugar muy atractivo para cualquiera que tenga interés hacia la naturaleza. La importancia de su diversidad biológica, y la presencia de numerosos endemismos botánicos, permitió su declaración como Parque Natural en 1992, y su propuesta como Reserva de la Biosfera ante la UNESCO en enero de 2007.
Es muy difícil resumir todo un día de bonitas vivencias en torno a este parque .... pero no imposible. De todo lo que pudimos contemplar, destaco especialmente las dunas fósiles, las calas y acantilados, la majestuosa peña de la Fuente, dominando todo el Parque, la sabina mora o ciprés de Cartagena (único reducto de esta especie en toda Europa), los palmitos, los acebuches, la variedad de aves, los ecosistemas de ramblas, dunas, playas ... Aunque no pudimos visitar, por falta de tiempo, las salinas del Rasall, el profesor Alberto M. nos puso al corriente del proyecto de recuperación que aquí se lleva a cabo, de un pez en peligro de extinción , el fartet, endémico del sureste de España.
Después de visitar el Parque, nos desplazamos al Monte de las Cenizas, y aunque la subida caminando se nos hizo interminable (todos pensábamos en llegar y empezar a comer), el esfuerzo mereció la pena: los cañones de los militares, de un calibre enorme, y el paisaje que se contempla desde lo alto, es de una belleza indescriptible.
Para terminar la jornada, después de bajar el Monte de las Cenizas, seguimos una calzada romana que nos llevó hasta la bahía de Portmán. Allí pudimos ver el gran desastre ecológico que se hizo hace años, con el vertido de residuos procedentes de la industria minera de la zona, principalmente la empresa francesa Peñarroya. Se arrojaron alrededor de 7000 toneladas diarias de residuos contaminantes, hasta llegar a una cifra estimada de 315 millones de toneladas de residuos. Una barbaridad, una vergüenza para los responsables políticos de la época, y , parafraseando a Einstein, una prueba más de la infinita estupidez humana.
Como dijo Alberto al llegar al colegio, lo peor de toda la excursión, fue que se acabó. Por cierto .... ¿alguien quiere un bocata para cenar?
Es muy difícil resumir todo un día de bonitas vivencias en torno a este parque .... pero no imposible. De todo lo que pudimos contemplar, destaco especialmente las dunas fósiles, las calas y acantilados, la majestuosa peña de la Fuente, dominando todo el Parque, la sabina mora o ciprés de Cartagena (único reducto de esta especie en toda Europa), los palmitos, los acebuches, la variedad de aves, los ecosistemas de ramblas, dunas, playas ... Aunque no pudimos visitar, por falta de tiempo, las salinas del Rasall, el profesor Alberto M. nos puso al corriente del proyecto de recuperación que aquí se lleva a cabo, de un pez en peligro de extinción , el fartet, endémico del sureste de España.
Después de visitar el Parque, nos desplazamos al Monte de las Cenizas, y aunque la subida caminando se nos hizo interminable (todos pensábamos en llegar y empezar a comer), el esfuerzo mereció la pena: los cañones de los militares, de un calibre enorme, y el paisaje que se contempla desde lo alto, es de una belleza indescriptible.
Para terminar la jornada, después de bajar el Monte de las Cenizas, seguimos una calzada romana que nos llevó hasta la bahía de Portmán. Allí pudimos ver el gran desastre ecológico que se hizo hace años, con el vertido de residuos procedentes de la industria minera de la zona, principalmente la empresa francesa Peñarroya. Se arrojaron alrededor de 7000 toneladas diarias de residuos contaminantes, hasta llegar a una cifra estimada de 315 millones de toneladas de residuos. Una barbaridad, una vergüenza para los responsables políticos de la época, y , parafraseando a Einstein, una prueba más de la infinita estupidez humana.
Como dijo Alberto al llegar al colegio, lo peor de toda la excursión, fue que se acabó. Por cierto .... ¿alguien quiere un bocata para cenar?