martes, 23 de diciembre de 2008

LOS PRODUCTOS QUE LLEGARON DEL ESPACIO

Los primeros astronautas descubrieron muchas cosas durante sus vuelos, entre ellas cientos de pequeños problemas cotidianos que los técnicos e ingenieros, con los pies bien asentados en el suelo, no habían sido capaces de prever. Por ejemplo, los bolígrafos dejaban de escribir a causa de la ingravidez. En los tiempos de las primeras Soyuz y las naves Apollo los ordenadores de a bordo eran poco menos que calculadoras rudimentarias sin memoria, por lo que las notas se tomaban en cuadernos corrientes y molientes. Un bolígrafo que no escribía era un problema y se precisaba una solución. Surgieron dos. Los rusos, prácticos donde los haya, optaron por escribir a lápiz. Pero los estadounidenses diseñaron los bolígrafos capaces de funcionar en cualquier posición, como los que ahora se pueden comprar en cualquier papelería.

La NASA denomina spinoffs a este tipo de productos que llegan al mercado a partir de su aplicación en el espacio. Muchos no han sido inventados por los ingenieros aeroespaciales, pero llegaron al mercado porque fueron retomados, mejorados y aplicados en la carrera espacial. Como parte de sus actividades de divulgación, la agencia espacial estadounidense publica un boletín anual desde 1976 que detalla la aparición de estos objetos y aplicaciones. Así, la NASA contesta por la parte más práctica a la pregunta que ha acompañado a la carrera espacial desde su inicio: «¿Y todo esto, para qué sirve?».

La respuesta habitual es que la exploración del espacio es útil para aumentar el conocimiento científico. Pero también proporciona otros resultados mucho más prácticos y que se reflejan en el día a día de la gente de a pie. Según la NASA, la tecnología espacial ha sido el origen de 30.000 productos desarrollados en medio siglo de vuelos. Entre ellos se encuentran los ratones de ordenador, los marcapasos programables y las telas ignígfugas que protegen a los bomberos o a los pilotos de carreras como Fernando Alonso.

Los ejemplos más cotidianos son numerosos. Las zapatillas deportivas con cámara de aire son 'hijas' directas de las botas acolchadas con las que Neil Armstrong dio su pequeño primer paso sobre la Luna. Otro ejempo son los detectores de humos que hoy se ven prácticamente en cualquier edificio y que fueron desarrollados para la antigua estación espacial Skylab. Antecedente casi directo de la actual ISS, se trataba de un laboratorio orbital construido a partir de la tercera etapa de un cohete Saturno' y lanzado por la NASA en 1973 con el objeto de que sirviera como laboratorio destinado a estudiar los efectos de la microgravedad en los astronautas.

A diferencia de las naves Apo-llo, el Skylab fue el primer vehículo espacial parecido a un lugar de habitación normal, concebido para ser ocupado durante largo tiempo por una tripulación de tres personas, por lo que sus diseñadores tuvieron que dar respuesta a necesidades que se habían obviado hasta entonces por falta de espacio. El Skylab tenía un cuarto de baño propiamente dicho y un espacio que hacía las veces de cocina, comedor, gimnasio y dormitorio. Fue necesario desarrollar todo tipo de diseños: desde duchas a mesas y sillas, pasando por un horno microondas, antecedente del que ahora se encuentra en cualquier cocina. Este electrodoméstico fue ideado en 1954 como resultado de las investigaciones dedicadas a la tecnología de radar. Pero los diseñadores de la NASA decidieron mejorarlo para el Skylab y facilitar así que sus habitantes pudieran comer caliente, en vez de estar condenados a deglutir durante semanas los insípidos alimentos deshidratados que se habían usado en misiones más cortas. La larga permanencia en el espacio hace que los músculos de las piernas se atrofien por falta de uso. La solución del Skylab fue una bicicleta aerostática que se convirtió en la inspiración de las que se utilizan hoy en día para practicar el 'spinning' en cualquier gimnasio.

Soluciones sencillas

Pero no todos los spinoffs son tecnologías sofisticadas'. De hecho muchos son tan simples que nadie repara en ellos, a pesar del trabajo de investigación que se esconde tras su desarrollo.

Un buen ejemplo de diseño espacial que une la sencillez y la utilidad son las toallitas húmedas. En el espacio la cantidad de agua es muy limitada, pero los astronautas siguen necesitando lavarse como todo el mundo. Las toallitas fueron la solución. Los pañales que absorben la orina y evitan que se dañe la piel de los bebés funcionan gracias a los materiales utilizados en los trajes espaciales para permitir que los astronautas puedan hacer sus necesidades durante los paseos espaciales de larga duración, como los que se realizan para ampliar o reparar la Estación Espacial Internacional.

Durante la última visita del transbordador espacial a la 'ISS' sus tripulantes dedicaron varias salidas a realizar este tipo de arreglos. En una de ellas Heidemarie Stefanyshyn Piper perdió su bolsa de herramientas, entre las que había un taladro inalámbrico como el que cualquier ciudadano de a pie aficionado al bricolage puede tener en casa. Su origen también está en la carrera espacial. La NASA contrató a la firma Black&Decker a principios de los 60 para que diseñara una serie de herramientas que no requirieran una toma de corriente para su uso. En la Luna no hay enchufes y además en las naves espaciales se evita la presencia de cables flotantes en los que podrían enredarse los astronautas, también flotantes a causa de la ausencia de gravedad. De aquel encargo descienden las herramientas con batería que se encuentran en todas las ferreterías del mundo.

Frío y calor

La cantidad de materiales aislantes que se han inventado o mejorado a partir de las necesidades de la astronáutica es interminable. Las losetas que cubren el vientre de la lanzadera espacial y que la protegen de las altísimas temperaturas que sufre la nave al entrar en la atmósfera terrestre se transforman en protectores ignífugos de los 'cockpits' de los pilotos de carreras, pero también en las nuevas superficies de las sartenes que imipiden que los alimentos se peguen.

La edición de 'Spinoff' para el año que ahora termina, editada en octubre, celebra los 50 años cumplidos por la propia NASA y destaca 50 nuevos inventos, aplicaciones y productos derivados de la tecnología espacial a la vida cotidiana. Entre ellos se incluye una nueva serie de tejidos ignífugos desarrollados a partir de los trajes espaciales, un traje para buzos que trabajan a grandes profundidades y que está preparado para desenvolverse en condiciones extremas o de guerra química, suplementos nutricionales creados a partir de algas, tecnología robótica para realizar operaciones de rodilla y una cámara automatizada especializada en fotografía panorámica, diseñada a partir de las que llevan incorporadas las sondas que exploran la superficie del planeta Marte.

Publicado en La verdad de Murcia, el 23 de diciembre de 2008

 

1 comentario:

  1. ola mascarell, soy jose d 3ºESO B. Me han gustado mucho lo que has publicado con lo de plutón y lo de los productos que llegaron del espacio. Para que sepas que cuando te dije que me gustaba la astronomía no era broma y como me has dicho que te deje un comentario aquí lo tienes. Que sepas que todo lo que pongas de astronomia lo leere y espero que me apruebes fiquica y quimica jejeje adios

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